Sobre este proyecto
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Abierto
Quiero traducir un libro de 20,000 palabras al inglés. La temática es entorno a la relación de pareja.
Estas son las primeras dos páginas:
" Esa noche no dormí junto a mi esposo.
Estaba ebria y durmiendo en otra cama muy lejos de casa. Cuando llegué, al día siguiente, me miró furioso, lleno de rabia, con ganas de querer matarme. Parecía que por fin había entendido que ya no lo amaba.
Bastaron cinco años de matrimonio fallido para convertirme en una mujer malvada, burlona con deseos de venganza. Cualquier prenda de él me inspiraba para usarla como utensilio para limpiar los excusados a escondidas o levantar la mierda de los perros. ¿Por qué de pronto dejé de amarlo si era el hombre que siempre había querido por esposo? ¿Por qué empecé a anhelar que alguien me rescatara de ese infierno si él era perfecto cuando lo conocí? Lo tenía todo: trabajador, apuesto, optimista, buen proveedor y encantador en la cama y en cualquier lugar.
La náusea de lo cotidiano, la añoranza de la fiesta, los sueños frustrados de uno y otro; los hijos, los reclamos, las discusiones; nuestras inconscientes formas de venganza y culpa nos fueron llevando poco a poco a odiarnos.
No supe cuándo todo se fué de mí dejándome vacía, sola, deprimida, sin mí. Buscaba las conversaciones con mujeres heridas igual que yo para hablar y hablar y seguir hablando mal de ellos hasta enterrarlos en palabras.
Así fue que llegué a despreciarlo tanto con mi boca que de pronto todas mis palabras las ví materializadas en su propia vida: Acabó económicamente quebrado, con sus negocios hechos pedazos, sin salud y sin trabajo. Sentía como si el destino, por fin, me estuviera haciendo justicia. Todo estaba a mi favor para cobrar cada factura pendiente.
No obstante, me sentía culpable de todo y al mismo tiempo su víctima. Odiaba mi vida y odiaba al mundo.
Mis dos hijos solían despertarme en las madrugadas por su grave tos que parecía los ahogaba. Se me iban jornadas enteras entre hospitales, nebulizaciones, alergias y berrinches incontrolables. Y, por si fuera poco, en la escuela no faltaban los reportes por las riñas con otros niños.
Aunque ya avisaban para ir al baño, era común que se orinaran en la cama.
Estaba cansada de creer que Mateo, mi esposo, mentía todo el tiempo. Fueron muchas las veces que lo descubrí; sin querer o intencionalmente, pero siempre me enteraba de la versión real de sus historias ficticias que solía contarme.
Salía con sus amigos como si fuera soltero, y cada marzo se perdía durante varios días en alguna playa de México a donde iban a ahogarse en alcohol. Llegué a encontrar preservativos en su auto, conversaciones en clave con amigos, contraseñas indescifrables en el celular porque según él: “El peladito del amigo mandaba mucha pornografía muy nasty, y no quería que yo la viera.” Como si fuera yo una santurrona sacada del texto de Las buenas consciencias. ¡Ridículo! Pensaba para mí. Qué me pueden enseñar tus puercos amigos que yo no sepa o que no hayamos visto en alguna película de motel.
El compraba ropa interior para cada nuevo viaje de negocios. Y pobre de mí si preguntaba algo, porque todo tenía una explicación. Terminaba convenciéndome de que la loca, celosa, buena para nada y sin vida propia, era yo.
Sus palabras me dolían y poco a poco iban aniquilándome. Nada valían mis muchos estudios, mi disciplina deportiva, o mi belleza de los veintes que tanto había disfrutado. Todo ello no era suficiente para lograr que me amara y admirara como yo quería..
Podía sentir su desprecio cuando al despertar reparaba en mi despeinada cabeza; o cuando usaba la pijama más calientita pero menos sensual. Lo mismo cuando, para cumplir con las labores domésticas de madre y esposa, me calzaba tenis o chanclas. Me hacía sentir como “empleada doméstica sin sueldo”; sus palabras me golpeaban con violencia y me dejaban vacía, sola, triste y desesperada.
Mateo, en el intento de levantar sus negocios de nuevo, salía a constantes cenas con sus clientes. Verlo llegar ebrio después de las tres de la mañana era algo muy habitual que me cansó y empecé a buscar la compañía de amigas solteras para poder salir de fiesta yo también. Quizá fue por envidia o venganza; o simplemente las ganas de romper la rutina.
No sé por qué lo hice y honestamente no me importa saberlo.
— 14 — ¡AUXILIO! (no) quiero divorciarme
Empecé a llegar a casa después de las tres de la mañana yo también. En muchas ocasiones, ebria.
Y no faltaba el conocido de ocasión que entre pláticas y risas me hacía olvidar un poco los muchos problemas que me ahogaban. Un jueves por la noche conocí a Memo. Un chico que me invitó varios tragos mientras yo le contaba, llorando, mis desencuentros de amor; por supuesto yo inicié todo.
Esa noche, lo miré sin pena e hice que me mirara completa hasta tenerlo sentado en mi mesa tres minutos después. Me dijo que el era soltero, mientras acariciaba mi rostro lentamente y me miraba como queriéndome besar. —Siempre he querido amanecer con una mujer casada y su sortija puesta — Me dijo.
Ni siquiera tengo novia — Me aseguró. Me propuso que fuéramos amantes, me explicó que yo lo había hipnotizado. Recuerdo que mi pelo me llegaba a la cintura y traía unos jens rojos ajustados, tacones del diez y un escote que a cualquiera hacía voltear.
Luego de una hora de charla sus palabras me hicieron sentir como una diosa. Me dijo todo lo que ocupaba escuchar desde hacía algunos años; me sentí deseada de nuevo, amada una vez más, volví a sentir que estaba viva. Le propuse que nos fuéramos del lugar.
Sólo nosotros dos; lejos, por el resto de la noche. Tomé mi bolsa y salimos corriendo antes de que los demás regresaran del baño.
— 15 — Lili Roiz
Categoría Redacción y Traducción
Subcategoría Traducción
¿Cuántas palabras? Más de 5000 palabras
¿Es un proyecto o una posición? Un proyecto
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