Todos los días contribuimos para transformar la forma en la que concebimos el trabajo para que sea coherente con la forma en la que queremos vivir.
Somos parte de un todo. Por eso, compartimos información, reconocemos nuestros errores y nos conocemos a fondo para sacar lo mejor de nosotros.
Decidimos proactivamente dónde desplegar nuestro talento, cómo llevarlo a cabo y nos volvemos capitanes de las tareas que priorizamos.
Amamos lo que hacemos. Trabajamos, compartimos y vivimos la misión de Workana, y por eso queremos siempre hacer más y hacerlo mejor.
No le tememos al cambio. Por eso no entramos en crisis cuando lo vivimos: reconocemos los desafíos y los transformamos en oportunidades.
¿Hacer siempre lo mismo? No, gracias. Buscamos alternativas creativas que nos permitan optimizar los resultados. El aprendizaje es continuo.
Valoramos la sinceridad, la comunicación directa y el feedback. Hay espacio para defender ideas en el mismo campo donde se escuchan las ajenas.
Somos relajados (y hasta políticamente incorrectos) pero siempre nos movemos con respeto hacia los demás: hay un lugar y un momento para todo.